miércoles, 15 de junio de 2011

Mi primera experiencia azul



Mi inicio con las gafotas azules es lo que se llama " un amor a primera vista". Las vi por primera vez en agosto del 2010 en Donosti y me enamoré de ellas. En ese preciso instante supe que eran para mi, y que no me podía ir del País Vasco sin tenerlas entre mis manos. Así que el destino me dio otro oportunidad, y unos días después, cuando ya era nuestra última noche en Vitoria, me volví a cruzar con ellas, y esta vez me las compré.La primera foto que me hice con ellas fue rodeada de gente, porqué al fin y al cabo esa es la finalidad de las gafotas, rodearse de gente.


Inicialmente, las gafotas únicamente eran un recuerdo de nuestro viaje al País Vasco. Pero al volver de nuevo a Barcelona fue cuando se me ocurrió que debía llevarlas a todos los sitios a los que yo fuera, y vivir conmigo todas los grandes momentos que pudiera tener. Asimismo, también era una manera de compartir mis viajes con mis amigas, ya que en el momento en que me pongo las gafas siempre pienso en ellas, y es una manera de demostrar que aunque físicamente no estén conmigo, sí que lo están en mi mente, o en este caso, en mis ojos.


Lo que empezó como algo gracioso y sin importancia se ha ido haciendo cada vez más y más grande, y ya somos 5 de nosotras las que tenemos las gafotas. En apenas un año han viajado más de lo que nunca nos hubiéramos imaginado. Es cierto, fui la primera en tenerlas, pero yo únicamente di el pistoletón de salida a lo que iba a ser un gran viaje.... el viaje de nuestra vida.



Aquí empieza un largo camino, un camino lleno de viajes, añoranzas, risas, lloros, charlas, bailes, ... pero sobre todo un camino plagado de amor y esperanza.

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